Antecedentes históricos y sus figuras más
relevantes en la Educomunicación.
En 1983, Ausubel, David
planteó que “el aprendizaje significativo aparece en oposición al aprendizaje
sin sentido, memorístico o mecánico". El término "significativo" se
refiere tanto a un contenido con estructuración lógica propia como a aquel
material que potencialmente puede ser aprendido de modo significativo, es decir,
con significado y sentido para el que lo "internaliza”. En este contexto podemos
plantear que la educomunicación buscaría que el proceso de enseñanza incluya un
nuevo elemento que antes no se tenía en cuenta y tiene que ver con el medio por
el cual se le presenta al estudiante ese nuevo saber, según Ausubel lo
significativo del conocimiento también va de la mano con la posibilidad que es
estudiante sea capaz de producir su propio conocimiento, cortando así el cordón
umbilical con su docente, pues en este nuevo siglo en donde los enfrentamos los
llamado inmigrantes digitales con los nativos digitales, es cada vez más
importante la pertinencia de los conocimientos presentados en la escuela.
Según González Soto
(2008) "el proceso de enseñanza- aprendizaje se establece siempre en
ámbitos de relación, entendidos como nexo global, como circunstancia que sirve
de unión, como conexión o contacto entre los elementos personales que
configuran ese proceso (profesor/alumno) y, entre éstos y el resto de los
elementos de dicho proceso: contenidos, actividades, recursos y evaluación.
Pero, a su vez, ese proceso necesita otros nexos específicos que medien entre
el enseñar y el aprender. A estos nexos los denominamos mediadores, o nexos
entre la enseñanza y el aprendizaje o entre éste y la realidad a aprender y aun
entre esa realidad y el proceso de enseñanza". Estos llamados mediadores,
son los que para Comenius y Freinet pueden llamarse como el “abanico de
posibilidades o los elementos mediadores” que le permite al docente de una,
nueva forma, poder acercar al estudiante a ese nuevo conocer. Pero ese nuevo
conocer, no puede, desconocer, la importancia de la preparación previa, ese
concepto de Andamiaje presentado por Vygotsky, en donde para poder desarrollar
un nuevo proceso en el aula se requiere parámetros previos, con los cuales los
estudiantes pueden enmarcar el proceso de construcción de conocimiento. La
función del docente no debe recaer en un punto de vista meramente permisivo,
por el contrario su función puede verse, no solo como la del orientador del
conocimiento, también es aquel que por medio de instrucciones claras y
concretas logra que el alumno sepa exactamente así donde debe enfocarse.
Según Acosta Wilson,
2001, “hoy en día la educación virtual aparece como una realidad que se cierne
sobre la educación superior en América Latina, se ha revivido el debate sobre
el papel que los medio audiovisuales cumplen en el proceso educativo”. Y en
medio de dicho debate se encuentran los estudiantes, los cuales son cada vez
más audiovisuales y las clases del siglo XIX y XX, también conocidas como
magistrales, les resulta cada año más difícil de asimilar, incluso esas áreas
formales en donde se veía al docente como el único poseedor del conocimiento y
el único capaz de poder transmitirlo se ven reemplazados cada vez más por los
llamados youtubers los cuales usando medio más lúdicos y didácticos logran
explicar ese tema que, tal vez, le ha costado al docente más de un mal rato.
La educomunicación, a
pesar de ser un concepto nuevo para muchos, y me incluyo dentro de ellos, es
necesario en estos nuevos escenarios; laboro en una institución en donde el uso
de las herramientas digitales es parte del diario vivir y es un elemento
requisito en la formación de nuestro alumnos desde los primeros años de
escolaridad, por ello entiendo mucho más la importancia de la inclusión de las
tecnologías, el uso asertivo de las redes sociales y la importancia de mantener
una huella digital acorde con los estándares de profesionalismo del siglo XXI y
procuro que la tecnología, en el desarrollo de formativo de mis alumnos no se
convierta, no como algunos profesionales de otras instituciones creen, en un
elemento distractor; pues las tecnologías son el tablero, tiza, cuaderno y
texto de este nuevo siglo.